Seleccionar página

Desafíos potenciales para la recuperación climática de Tanzania mediante el cambio de la gestión del agua de lluvia

Uno de los mayores desafíos que enfrenta la civilización moderna es cómo garantizar la regeneración de los recursos naturales que puedan proporcionar suficientes medios a la creciente población de la Tierra en condiciones climáticas tolerables. Esto también aplica a Tanzania, con una población de más de 60 millones de personas.

 

Recientes investigaciones científicas sobre los cambios temporales y espaciales en la distribución de la precipitación ofrecen una nueva perspectiva sobre las causas de estos cambios y sus posibles soluciones. Si nos enfocamos en la naturaleza de la precipitación mensual en Tanzania, podemos ver cómo además de la estacionalidad presente, con sus estaciones lluviosa y seca, existe otro factor territorial importante. En el interior del país no solo hay un período más largo de sequía, sino también menos lluvia en general durante todo el año. En las afueras de Tanzania llueve más de 1000 mm al año, mientras que este número se reduce a alrededor de 600 mm al año tierra adentro. Asimismo, el periodo de sequía dura hasta 8 meses en el interior, mientras que dicho periodo se reduce a un promedio de 4 meses en la zona periférica del país. Podría pensarse que estas diferencias pueden ser naturales, pero no es así.  

Sabemos que en el pasado las nubes de lluvia se formaban de forma más horizontal, por lo que es importante descubrir las causas que han hecho que esto cambie. Desde el punto de vista de un posible futuro desarrollo sostenible de esta preciada región, es necesario conocer más sobre el contexto. De este modo, sería posible no solo avanzar en cuanto a la protección de los recursos naturales del país, sino tambien promover políticas agrarias a largo plazo que puedan favorecer la seguridad de la comida y el medio ambiente en la región. Esto puede conseguirse a través de proyectos que fortalezcan el balance del agua en pequeños ciclos de agua, para reducir así el periodo de sequía. Lamentablemente, a día de hoy, ocurre justo lo contrario.

 

Si Tanzania realiza cambios sistemáticos y fortalece los recursos hídricos del país en base a su ecosistema, el daño natural en su parte interior puede ser reducido y puede dar inicio la recuperación de las muchas partes del país hoy dañadas. Si las políticas de Tanzania se mantienen en el antiguo paradigma del agua[1], seguirán incrementándose los riesgos en el desarrollo económico del país, de forma proporcional a la perdida de fertilidad y biodiversidad y al sobrecalentamiento de la región.

 

Si en lugar de fortalecer el balance del agua en la región este continúa reduciéndose, la parte central de Tanzania experimentará una reducción de la precipitación aun mayor, con su correspondiente extensión del periodo de sequía, degradación del suelo y perdida de fertilidad de la tierra. Además, esto tambien causaría lluvias extremas más frecuentes, las cuales pueden causar inundaciones y daños importantes.

 

 

Estos cambios son causados por la distribución del calor en el país. Al haber más tierra seca, se evapora menos agua y, en lugar de calor latente se produce calor sensible. Este hecho altera la ratio de Bowen[2]. Al secarse el paisaje, la ratio de Bowen se incrementa y cambia las condiciones de presión en la atmosfera. Por tanto, en aquellas áreas donde la ratio de Bowen se incrementa, los valores totales de precipitación se reducen, al consumirse menos energía solar por el calor sensible y viceversa.

 

Cuanto más baja la ratio de Bowen, más energía solar se transforma en calor latente y se transporta a la atmosfera superior. Allí, tras la condensación del vapor de agua y el tiempo de formacion del punto de rocío, el vapor de agua se precipita y llueve. El interior de Tanzania necesita más lluvia. Esto puede conseguirse con tan solo reducir la ratio de Bowen. Además, reducir dicha ratio tambien provocaría el fortalecimiento de la bomba biótica[1], lo cual ayudaría a la formacion de precipitación horizontal y a la reducción de los episodios de lluvias extremas que pueden causar grandes inundaciones y daños.

 

Sabemos muy bien que el agua regresa en un pequeño ciclo de agua aproximadamente una vez cada 8 días, mientras que el agua en largos ciclos rota una vez cada 3 meses. También sabemos que el agua que se evapora a través de la vegetación y forma nubes después de la condensación en las capas frías de la atmósfera regresa a la Tierra en forma de lluvia en el punto de rocío. Este ciclo se repite innumerables veces y asegura así una renovación permanente de la vida en la Tierra. En interacción con la energía del Sol y el ciclo del carbono, es la «fábrica» ​​más ingeniosa del nacimiento de todos los seres vivos a través de la fotosíntesis. Esto es lo que la naturaleza y el hombre necesitan para sus vidas.

 

Si observamos con detenimiento a Tanzania, podemos ver que el país podría consumir mucha más agua. La pregunta es como poder resolver este deficit. Cambiando el uso de la tierra de modo que los pequeños ciclos de agua se renueven y llueva más en el interior del país, sería posible fortalecer no solo el hidromorfismo de las zonas áridas, sino tambien la frecuencia de las precipitaciones.

 

El periodo de sequía también conlleva otros riesgos que limitan el entorno natural, climático, social y económico de Tanzania. Mientras que en la zona periférica del país llueve con mayor frecuencia e intensidad, en el interior del país llueve mucho menos, causando problemas de sobrecalentamiento y escasez de agua.

Al sobrecalentarse la tierra seca, se crean grandes islas de calor en la capa límite de la atmósfera, las cuales no permiten que las masas de aire húmedo del mar viajen a tierra firme y, al mismo tiempo, hacen que muy poca agua se evapore. Además, la poca agua que se evapora se redirige desde la atmósfera a zonas más frías[1] del país, debido al funcionamiento de la bomba biótica, aumentando por tanto las precipitaciones en dichas zonas.



 

Esto significa que al dañar el paisaje se vacían los pequeños ciclos de agua, lo cual incrementa la temperatura del paisaje y la ocurrencia desigual de precipitaciones. Esto provoca el secado a largo plazo de dichas áreas con una disminución gradual de las precipitaciones, pérdida de fertilidad, pérdida de biodiversidad y la transformación de la tierra verde en un desierto. Esto probablemente sucedió hace 5.500 años en la región del Sahara. Aquí, el proceso de transformación del paisaje verde tomó 500 años.

Los países africanos no solo pueden detener estos procesos de degradación, sino también iniciar su recuperación. Uno de los esfuerzos para este fin es la Gran Muralla Verde del Sahara, con la que se pretende detener la expansión del desierto mediante la plantación de millones de árboles. Si bien, estos árboles necesitan agua para sobrevivir. Por ello, surgen una serie de riesgos para este plan, sobre todo referentes a la posibilidad de supervivencia de las plántulas plantadas en el período seco, el cual dura más de medio año en esta zona.

Si partimos de la física de la distribución de la energía solar, es evidente que las precipitaciones disminuyen a medida que el país se recalienta con la sequía. Por lo tanto, concentrarse en plantar árboles en un área donde no llueve durante medio año es un trabajo arriesgado y probablemente tiene pocas posibilidades de éxito. Parte de la Gran Muralla Verde se forma en una zona donde las precipitaciones apenas alcanzan los 400 mm anuales. Una opción mucho más efectiva sería desarrollar una revitalización integral del país, basada en aquellas partes de Tanzania donde llueve más y donde hay riesgo de inundaciones. Si esto se combinase con el uso de fertilizante orgánico en estas áreas, no solo detendría la expansión del desierto, sino que también impulsaría la fertilización de grandes áreas y la recuperación del clima.

La retención de agua de lluvia en los ecosistemas en un país que drena grandes cantidades de agua de lluvia con fertilizantes orgánicos cada año mejoraría la fertilidad de esa parte del territorio, mejorando la seguridad alimentaria y el crecimiento económico, curando el clima y aumentando los recursos hídricos y la fertilidad de la tierra.

Este proceso enfriaría tanto el país que se fortalecería la bomba biótica, con una succión más intensa de sistemas frontales húmedos desde el Océano Indico hacia el interior de Tanzania. Esto está relacionado con el regreso de la lluvia perdida incluso en los meses en que ahora no llueve. A través de la planificación y restauración sistemática del paisaje dañado en la parte central del país de Tanzania, es posible fertilizar más de 100.000 kilómetros cuadrados de tierra a largo plazo, quizá incluso más. Si bien, es necesario realizar un inventario exhaustivo del estado del país y sus posibilidades y recursos. Los principios de esta solución se describen en el Nuevo Paradigma del Agua de 2007.

Estimamos que en un periodo de 10 años esto aumentaría las precipitaciones tierra adentro en al menos 100 mm por año, extendería la fertilización del suelo en tierras resecas e inhóspitas e incluso detendría la desertificación. Además, estimamos que al menos 1.000.000 de personas en Tanzania podrían trabajar en un programa de este tipo. Su trabajo traería una perspectiva completamente nueva al desarrollo económico basado en la regeneración de los recursos naturales. La economía verde podría desarrollarse de forma plena en Tanzania. El principal beneficio de esta solución sería la fertilización a largo plazo de la tierra mediante el almacenamiento de carbono en el suelo. Para la fotosíntesis se necesitan más de 500 millones de toneladas de CO2 presentes en la atmósfera. Estimamos que después de la implementación de todo el plan, más de 150 millones de toneladas de carbono puro ingresarían al suelo anualmente a través de la fotosíntesis

Si los países africanos se unen y actúan de forma coordinada, pueden volver a fertilizar la tierra y restaurar los territorios inhóspitos del continente. Es un gran desafío para Tanzania el poder dar ejemplo a otros países africanos sobre cómo recuperar la lluvia perdida. 

El mundo está al borde de un cambio fundamental. Regenerar lo que generaciones anteriores han deteriorado. Tenemos dos opciones. Permanecer en el viejo paradigma y continuar los conflictos por los recursos naturales, o tomar el camino de restaurar los recursos que hemos perdido. Este es el desafío al que se enfrenta no solo Chad, si no el resto de países africanos y de todo el mundo, que están sufriendo las crisis del agua, los alimentos, el medio ambiente, la sociedad y el clima.

[1] New Water Paradigm, 2007, www.waterparadigm.org

[2] https://experimental-hydrology.net/wiki/index.php?title=Evapotranspiration_(Bowen_Ratio)_-_Psychrometer

[3]https://www.researchgate.net/publication/26454382_Biotic_pump_of_atmospheric_moisture_as_driver_of_the_hydrological_cycle_on_land

[4] Tu platí 2. termodynamická veta, čo znamená, že teplo sa šíri od zdroja

[5] Nová vodná paradigma – Voda pre ozdravenie klímy (2007), www.waterparadigm.org

Michal Kravčík, WaterHolistic, Ltd., Košice, Slovakia